La modelización de la movilidad peatonal y ciclista es un desafío complejo que va más allá de los enfoques tradicionales utilizados para el tráfico vehicular. Mientras que los automóviles y el transporte público suelen seguir patrones predecibles, el desplazamiento de peatones y ciclistas responde a una gran variedad de factores urbanos, sociales y ambientales. Para representar con precisión estos movimientos en modelos de transporte, es fundamental comprender los elementos que influyen en la elección de rutas y comportamientos de movilidad.
Las calles y vías no son homogéneas en cuanto a su atractivo para peatones y ciclistas. Existen ejes prioritarios para la movilidad activa, zonas de conexión estratégica y áreas con discontinuidades que pueden generar barreras al desplazamiento. Incorporar estos factores en la modelización permite reflejar patrones reales de movimiento y optimizar futuras intervenciones urbanas.
El diseño del espacio público tiene un impacto directo en la elección de rutas por parte de peatones y ciclistas. Variables como la anchura de aceras, la presencia de mobiliario urbano, la iluminación, el arbolado, la seguridad percibida y la existencia de "buffers" entre los peatones y los vehículos motorizados influyen en la preferencia de ciertos trayectos. Un modelo preciso debe integrar estas condiciones para simular de manera realista el comportamiento de los usuarios. Estudios previos han demostrado que un entorno peatonal bien diseñado mejora significativamente la movilidad activa, promoviendo desplazamientos seguros y eficientes.
La topografía de una ciudad puede ser un factor determinante en la movilidad activa. En el caso de la movilidad ciclista, una pendiente pronunciada puede disuadir a los usuarios o modificar su comportamiento en términos de velocidad y esfuerzo. Para peatones, el esfuerzo físico requerido para ascender o descender una calle puede influir en la elección de caminos alternativos. Incluir la variable de pendiente en los modelos permite predecir con mayor exactitud los patrones de movilidad.
Los peatones y ciclistas no siempre eligen la ruta más corta o directa; otros factores como la comodidad, la seguridad percibida, el interés por el paisaje urbano, la interacción con lugares públicos o la presencia de atractores urbanos (comercios, plazas, estaciones de transporte) afectan la decisión de movilidad. Comprender estos patrones de comportamiento es clave para generar modelos que reflejen fielmente la realidad.
Un modelo de movilidad activa solo es tan preciso como los datos que lo respaldan. La calibración de modelos de movilidad peatonal y ciclista requiere datos empíricos que permitan ajustar los parámetros y verificar que las simulaciones se alineen con los desplazamientos reales de la población.
Los sensores de conteo de peatones y ciclistas permiten obtener datos objetivos sobre los flujos de movilidad en tiempo real. Estos dispositivos proporcionan información sobre volúmenes de tránsito, patrones horarios y variaciones estacionales en la movilidad activa. Su implementación en puntos clave de la red viaria urbana facilita la calibración y validación de modelos, garantizando que las decisiones de planificación se basen en evidencia empírica.
La combinación de conteos automáticos con otras fuentes de información (encuestas de movilidad, GPS, big data) permite identificar patrones de uso y evaluar la efectividad de las infraestructuras existentes. Además, datos sobre calidad del acerado, accesibilidad universal y condiciones del espacio público pueden ser utilizados para ajustar los modelos y mejorar su precisión. Estos datos también son esenciales para realizar estudios de impacto y planificar nuevas intervenciones en el espacio urbano.
Una vez recopilados los datos, su integración en plataformas de modelización permite simular escenarios futuros y analizar el impacto de diferentes políticas de movilidad. Por ejemplo, evaluar cómo cambiaría la distribución de peatones con la ampliación de aceras, cómo aumentaría el uso de carriles bici con una mejora en la conectividad de la red o cómo la reducción de la velocidad vehicular impactaría la seguridad peatonal.
Modelizar la movilidad peatonal y ciclista requiere una aproximación multidimensional que integre la estructura urbana, los factores de calidad del espacio público, la topografía y las decisiones humanas. Sin una medición adecuada, la modelización se realiza a ciegas, lo que limita la capacidad de planificación y optimización de infraestructuras.
La combinación de modelización avanzada y datos empíricos obtenidos mediante sensores de conteo permite mejorar la precisión de los estudios de movilidad activa. Con esta información, es posible diseñar estrategias más eficaces para fomentar el uso de modos sostenibles, optimizar la red de movilidad y garantizar entornos urbanos más accesibles y funcionales para todos los ciudadanos.
Málaga, Spain